Con 350.000 mil visitantes bajo una lluvia incesante, el Gauchito Gil fue venerado en Mercedes este lunes a 146 años de su muerte, en una jornada atípica que obligó a modificar algunas tradiciones.
En el transcurso del fin de semana, alrededor de 350.000 personas pasaron por el santuario del Gauchito Gil ubicado en la Ruta Nacional 123, una cifra menor comparada con los años anteriores.
Mercedes es el sitio donde permanecen los restos del mítico personaje al que desde diversas geografías de la Argentina y la región llegaron para pedirle y agradecerle favores, en esta ocasión bajo una incesante lluvia que se inició en la madrugada del domingo.
Así, multitudinarias concentraciones con cintas, ropas y banderas coloradas, bajo un diluvio que hasta la tarde de este lunes arrojó 250 milímetros, conformaron el paisaje en torno al principal santuario que el Gauchito Gil tiene en el país y donde la situación sanitaria y el tiempo obligaron a modificar tradiciones.
Por un lado, la misa que se realiza año a año en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, dentro de la ciudad, debido a obras de infraestructura en esta ocasión se trasladó al cementerio La Merced, donde yacen los restos del Gaucho.
Allí, por un temporal el 29 de diciembre la tumba de Antonio Gil quedó destruida y la Municipalidad emprendió un trabajo de refacciones de cara a las celebraciones de este 8 de enero.
No obstante, las precipitaciones de este lunes obligaron a que la misa se traslade al oratorio del cementerio local, donde la celebración religiosa inició alrededor de las 5 presidida por el sacerdote Ramón Espinoza.
Por otra parte, tampoco la tradicional caravana de jinetes tuvo lugar, ya que el Senasa prohibió la concentración de animales debido al brote de encefalomielitis equina, por lo que -una vez terminada la misa- la Cruz de las Catacumbas fue trasladada hacia el predio de la Ruta N°123 en camioneta, custodiada por personal de la Gendarmería Nacional en medio de un gran operativo de tránsito y bajo una copiosa lluvia.
No obstante, se repitió la multitudinaria escena de entrega de ofrendas como imágenes religiosas, patentes, cigarrillos, bebidas alcohólicas, velas rojas, cintas, efectos personales de los más diversos y banderas en honor al Gaucho, que se presentan en el santuario para agradecer favores recibidos adjudicados a la intercesión de esta devoción pagana o bien, para pedir, desde cuestiones de salud hasta negocios de los fieles creyentes.
El resultado de esta avalancha de regalos que se hacen al Gaucho concluye luego en un museo con el que el predio cuenta, donde numerosos objetos son exhibidos como testimonio de la devoción que despierta esta figura del santoral popular correntino y que terminó expandiéndose al mundo al margen del dogma y en el borde del corazón de una tremenda fe popular.
Fuente: El Litoral
Autor: Portal Corrientes
