Seguramente a muchos nos pasó, de estar haciendo cola en algún lugar y de la nada aparece alguien y comienza disimuladamente a preguntarle al vendedor (kiosquero, carnicero, etc) queriendo comprar sin esperar su turno, haciendo como que los que están esperando, no existieran.
El respeto entre los seres humanos debería ser algo nato, que no tenga que ser buscado y menos exigirlo. No es necesario concordar, para ejercitarlo.
La palabra respeto en su origen significa “mirar atrás”, es no perder de vista, o simplemente prestar atención. Aunque muchos la utilizan como el miedo o temor que le produce alguien o algo.
Interpreto que el respeto se multiplica practicándolo, pero hay ciertas cosas, que tienen que ver con lo material, que dan más respeto que otras y no se lo merecen.
Hay una vieja canción cubana titulada ” Don Tomas” que dice: “Cuando yo tenía dinero me llamaban don Tomas, ahora como no tengo, me llaman Tomas nada más”; y estos versos es un reflejo de lo que provoca alguien adinerado en una sociedad donde cree que el dinero lo consigue todo.
Sabemos que el respeto no es sinónimo de poder adquisitivo, y me atrevo a decir que me huele más a irrespetuoso, que a amigable.
La mayoría corre tras el vil metal creyendo que tener te dará la posibilidad de ser. Que solo el capital puede ponerte en un lugar privilegiado.
No perdamos de vista que lo que necesitamos para crecer como sociedad, es cordialidad, empatía y respeto. Sin esto, las posibilidades de compartir disminuyen enormemente.
Otros encuentran o creen que el respeto se da por el barrio en donde viven, el apellido que tienen o la profesión que practican. Nada más lejano que el dinero.
Quizás el problema del respeto son otras palabras que no abundan en la actualidad: empatía y tolerancia. Si las ejercemos, el respeto vendrá solo.
Eduardo Chervo – 2022
