“Juzgado de Paz de Mocoretá diseñó un ‘Violentómetro’

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A efectos de facilitar el diagnóstico de una relación familiar o sentimental viciada o nociva, el Juzgado de Paz de Mocoretá diseñó y confeccionó una imagen a través de la cual se puede identificar la gravedad de la situación de convivencia simple en una relación de pareja.
A través del “Violentómetro” se puede identificar y determinar, en una relación de pareja, noviazgo, matrimonio, entre otras, si se encuentran en una relación sentimental caracterizada por la violencia de género.

Es importante mencionar que los estudios al respecto señalan que: existen tres fases que se repiten en los casos de violencia de género. Las víctimas no son agredidas todo el tiempo de la misma manera, sino que existen fases para la agresión, que cada una tiene una diferente duración y que se manifiesta de distintas maneras. Esto es lo que la psicóloga estadounidense Leonor Walker ha descrito como el ciclo de la violencia de género, que consta de tres fases que se repiten una y otra vez.

Fase I – Acumulación de la tensión

Esta etapa puede tener una duración indeterminada, desde días, semanas, meses o años. En ella ocurren incidentes menores como gritos o pequeñas peleas. Se acumula la tensión y aumenta la violencia verbal. La víctima interpreta estos incidentes que se producen en la primera fase como casos aislados que puede controlar, que no se volverán a repetir o que simplemente desaparecerán.

Una de las características que Walker destaca durante esta fase es la de auto culpabilización de la víctima: trata de “complacer” al agresor y cree que está en su mano hacer que no se repitan los incidentes, por este motivo él no se siente culpable de su comportamiento.

Fase II – Estadillo de la tensión

Walker define esta fase como la “descarga incontrolable de las tensiones que se han acumulado en la fase anterior”. Esta vez la falta de control y la destructividad dominan la situación. Se producen las agresiones físicas, psicológicas y/o sexuales. La víctima primero experimenta una sensación de incredulidad que le lleva a paralizarse y a no actuar hasta pasadas unas 24 horas para denunciar o pedir ayuda. En esta fase es común que la víctima sufra tensión psicológica, insomnio, ansiedad, que permanezca aislada, impotente o que evite contar lo que ha ocurrido.

Fase III – Luna de miel o arrepentimiento

Esta etapa suele venir inmediatamente después de la segunda fase. Es un periodo caracterizado por una relativa calma, en la que el agresor se muestra cariñoso, amable, incluso arrepentido, llegando a pedir perdón y prometiendo que no volverá a suceder. La tercera fase se suele acortar o desaparecer según se sucede el ciclo a lo largo del tiempo

Este periodo dificulta en muchas ocasiones la posibilidad de que la víctima denuncie la situación, puesto que el comportamiento amable de su pareja le hace pensar que quizá haya sido solo un suceso aislado y que nunca más se va a volver a repetir la agresión. O puede que incluso sea durante esta etapa cuando la víctima retire la denuncia que había puesto en la etapa anterior.

Después de la fase de arrepentimiento se vuelve a la primera, la de acumulación de la tensión y después a su estallido, convirtiéndose así en un círculo, el ciclo, que define Walker, de la violencia. Esta teoría ayuda a explicar por qué muchas mujeres deciden no denunciar a sus parejas o por qué tardan tanto en hacerlo.

Ante esta situación es preciso advertir las señales y pedir ayuda lo antes posible. Acercate al juzgado de Paz de Mocoretá.

 

 

 

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