Tras dos años sin peregrinar, los devotos de San Cayetano marcharon ayer desde la rotonda Virgen de Itatí hacia la parroquia del patrono del pan y el trabajo. El arzobispo Andrés Stanovnik encabezó la peregrinación y lanzó duras advertencias a los políticos y, por otro lado, destacó el operativo de seguridad.
A las 7 de la mañana, la fila para saludar al santo se extendía por 300 metros y con el paso de las horas, llegó a superar los 1.000 metros.
Fueron 15 kilómetros los que debieron caminar los feligreses para llegar hasta el santuario de San Cayetano. Hubo quienes fueron a caballo, otros en bici, pero la mayoría caminó. Algunos llevaron a sus pequeños hijos, otros a sus perros.
“Venimos a agradecer. Es la primera vez que venimos con Ander, que tiene dos años. La última vez que vine ya estaba embarazada y no sabía. Conseguimos trabajo y la idea es venir a dar gracias”, contó Rosario, quien fue con su pareja Cristian, ambos en bicicleta desde Capital, junto con el pequeño Ander.
Hasta antes de la misa central, a las 11, el día estaba gris, nublado y con apenas 12 grados. Apenas se inició la celebración, asomó el sol. La gente se acomodó en el amplio predio del santuario. Hubo quienes tiraron algún abrigo o manta en el césped y disfrutaron de un hermoso día.
Economía de consumo
Alrededor del santuario, en avenida San Cayetano y calle Santa Clara de Asís, se erigían puestos que ofrecían todo tipo de productos: zapatillas, estampitas, rosarios, las últimas camisetas de fútbol, relojes, cadenas, helados, choripanes, torta fritas, velas, equipos de tecnología, platos, termos.
Todo un comercio paralelo que se extinguió durante los dos años más complicados de la pandemia. Comerciantes que venían de Buenos Aires y provincias de alrededores solo a ofrecer sus productos y llevarse alguna ganancia.
También se montaron juegos inflables y mecánicos, casi un parque de diversiones en el que los pequeños pasaron el fin de semana. Sorprendió la limpieza del pueblo. A cada instante una docena de empleados recorrían el pueblo con bolsas y un pico para recoger cualquier basura, hasta el mínimo papel.
“Destinamos 100 personas al cuidado del lugar. El Arzobispado nos dijo que nunca se había trabajado de manera tan coordinada”, relató el intendente Martín Jetter a El Litoral minutos antes de que recibiera al vicegobernador, Pedro Braillard Poccard.
Los baños químicos estuvieron distribuidos en lugares estratégicos y aunque hubo extensas filas de espera, no se registraron inconvenientes.
El ambiente emotivo, de agradecimiento y esperanza se mezclaba con el aroma a asado y choripanes, que abundaban en las estacas de las improvisadas parrillas que proliferaban en cada cuadra.
La diputada nacional Ingrid Jetter destacó la masiva concurrencia de los peregrinos tras dos años de pandemia. “El día mejora y cada vez son más los que se acercan a San Cayetano. La organización es para destacar”.