En el Día de la Lucha contra el Cáncer de Mama el testimonio de Heliana Tisocco: “ir al médico es la mejor prevención”.

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En el marco del día de la Lucha contra el Cáncer de Mama, la conductora Karina Roy, en su programa de radio, entrevistó  a Heliana Tisocco, una gran luchadora contra el cáncer de mama desde sus 28 años de edad.

Así, dio a conocer su experiencia contra esta enfermedad, resaltando la importancia del amor, el acompañamiento de la familia y la aceptación de padecer una enfermedad de esta magnitud.

NOTÉ UN BULTO RARO EN UNA DE MIS MAMAS…

Heliana comienzó contando que su problema arrancó en el año 2011 cuando notó un bultito en una de sus mamas, para ese entonces ya había sido mamá hacia ya un año. Después del embarazo comenzó a notar que el bulto había cambiado, se puso más grande y no tenía casi movimiento.

“Esto venia viéndolo en mis controles ginecológicos,  yo note que había crecido, concurrí al ginecólogo, hice todos los controlares, me derivó cuando vio que no estaba en sus manos lo que había que hacer, por lo que me derivó al Mastólogo y así empezó todo el caminito de controles, estudios, operación”, comienza explicando Heliana.

CIRUGIAS Y TRATAMIENTO

“En la primer cirugía me encontraron que no era nada bueno, por eso tuve que ir a la segunda cirugía, me sacaron un cuadrante de mamá más completo, con vaciamiento axilar y esperamos ese resultado para saber el camino al tratamiento y fue así que hice quimioterapia, no pude hacer rayo en la mama porque se me complicó con la parte ósea, me hizo metástasis en la parte cervical, lumbar y el sacro, en noviembre va a ser diez años que convivo con mi metástasis, en tratamiento desde el día que empecé”.

“Es un camino largo, pesado, por momentos difíciles, pero creo que ahí uno realmente conoce la fuerza interior que tiene para salir adelante”.

LA IMPORTANCIA DE LA PREVENCIÓN

Heliana remarcó que nadie más que uno mismo conoce su propio cuerpo, por eso debemos tocarnos, palmarnos y si sentimos que algo no está bien, ir al médico porque esa es la previsión principal, ya que puede evitar un problema mayor y salvarnos de pasar por tratamientos intensivos por los cuales nadie quiere pasar.

“Yo empecé con esto desde muy jóven (desde los 28 años) ahora tengo 39 años y ya hace 10 años que me hago mamografias, tengo un bolso lleno de estudios que si los pierdo, pierdo mi vida (risas)”.

“Lo más importante es que no hay que negarse nunca a lo que te manda el médico a que te hagas (estudios), aunque diga que es “por las dudas”, pero ese “por las dudas” es prevención, hay que hacerlo”, remarcó Heliana.

PROCESO DE ACEPTACIÓN

“Lo principal es no negar lo que a uno le pasa, porque la aceptación viene acompañada con la sanación, hay que agarrarse de todo lo que tiene vida”, aconsejó Heliana a la audiencia.

“Trate siempre de aceptar lo que me pasaba, de no esconderme, que vean mi deterioro, porque se siente, se lo ve, pero nunca me importó esa parte, sino que me importó sacar fuerzas, estar bien, para que mis hijas me vean bien, porque eso es lo importante, no inculcar el miedo de lo que le pasa a mamá, que mamá no va a estar más,  siempre traté de ver el lado positivo de todo lo que tenía para aferrarme y resurgir, eso eran dos vidas (sus hijas) que dependen de mí y ellas me dieron la fuerza y me aferre más a la Fé”.

LA IMPORTANCIA DEL ACOMPAÑAMIENTO Y EL AMOR DE LA FAMILIA. 

La familia fue un gran sostén para Heliana, su mamá, papá, hermana y su marido el cual fue un gran compañero, la han apoyado y acompañado de manera incondicional.

“Eso tiene mucho que ver, la compañía, la compresión que uno tiene, porque en la privacidad solo uno sabe lo que pasa y es muy importante que uno se sienta acompañado, son el pilar más importante porque son los que están, yo tengo el recuerdo de mi marido que el siempre estuvo sentado al lado mío mientras yo me hacía las quimioterapias, siempre me acompañó y eso te sirve y hasta te transforma para bien”. Expresó Heliana.

Las primeras quimioterapias, contó Heliana, “te hacen perder el alma, haciéndote sentir como un envase vacío”, sin embargo, pudo salir adelante manteniendo su cabeza ocupada en sus hijas.

“Siempre pensaba: – mañana voy a estar mejor, me levantaba y amanecía igual, pero había un mañana en los días sucesivos y en lo que nunca pensé es en que me iba a morir, ni en el momento más crítico”. 

TRATAMIENTOS

Heliana realizó sus primeros tratamientos en la ciudad de Buenos Aires, lugar en el que se encontraba viviendo junto a su familia, allá por el 2011.

“Cuando me recupere,  la decisión fue venirme para Mocoretá para estar más tranquila y cambiar un poco de vida, luego seguí mi tratamiento en el Hospital Naval, hasta que me agarró la pandemia y no fui más porque mi oncologa que me dijo que soy una paciente estable y me encuentro bien”.

Sin embargo, Heliana tenía que continuar con su tratamiento, por lo que contó que conoció al Centro Oncológico de Curuzú Cuatiá en el cual es atendida para la Dra. Patricia Ocampo con una muy buena atención.

“Cada 28 días tengo que colocarme 3 inyectables pero lo tomo como parte de mi vida, como algo normal”.

Las buenas noticias en cuanta a la evolución positiva su enfermedad se dio a partir del año 2014, luego de de 2 años de tratamientos intensivos.

La prevención a través de los controles de rutina son el mejor camino. Esto, sumado a que la medicina a evolucionado en gran forma, hacen de que no se deba dudar ni esperar ante la detección de algo extraño en nuestro cuerpo.

En suma, a diferencia de hace 10 años atrás, hoy contamos con la presencia de Centros médicos de gran complejidad, con grandes profesionales,  tal y como lo es el Centro Oncológico Anna Rocca de Bonatti ubicado en la ciudad de Curuzú Cuatiá, en el cual, contó Heliana, sigue su tratamiento.

Asimimo, la ciudad de Concordia también cuenta con un complejo médico de gran envergadura que ofrecen tratamientos para los enfermos de cáncer.

Por último, Heliana compartió una sección de fotos que le hizo, junto a su familia, Camila Tisocco, su prima (quien además se dedica a esto) para conmemorar sus días contra la Lucha del Cáncer de mama.

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