Continúa prófugo el acusado del doble homicidio de las hermanas de 9 y 22 años, ocurrido en la tarde del martes en la pequeña comunidad de Parada Acuña, a 14 kilómetros de Curuzú Cuatiá.
Pobladores del lugar llamaron a la Policía y avisaron que lo vieron cerca de las vías en esa misma zona cerca del poblado, aunque los rastrillajes resultaron infructuosos.
Estaba vestido con ropa negra.
Se trata de Antonio Villalba (41), quien es conocedor de la geografía del inhóspito lugar ya que es oriundo de Curuzú Cuatiá.
A su vez, hay patrulleros que se adentran en los caminos secundarios a la Ruta Provincial 25 que corre casi paralela a las vías del ferrocarril.
También se valen de motocicletas que cubren áreas que de otra manera sería casi imposible sondear, según precisaron fuentes del caso a El Litoral.
También hubo un llamado que se consideró una “falsa alarma”, en uno de los barrios de la zona Sur de Curuzú Cuatiá, donde vieron a una persona y llamaron a la Policía que montó un amplio rastrillaje que resultó negativo, según precisó a este medio el periodista local Hugo Corradini.
Caso
El crimen de Aitana de 9, que murió estrangulada y su hermana mayor Isondú Marisel Fernández (22) -apuñalada-, conmocionó al país.
La principal hipótesis que maneja la Fiscalía de Monte Caseros -que está al frente de la investigación- es que se trató de una tentativa de abuso sexual a la menor quien forcejeó y terminó asfixiada con el cordón de su propio guardapolvo.
La hallaron sobre una cama en la precaria casa.
El informe cadavérico realizado por el médico indicó que habría ocurrido cerca de las 16 de ese mismo martes.
Al parecer, en ese instante llegó Marisel, quien trató de ayudar a su hermanita, pero la saña contra ella fue aún mayor.
El atacante le ocasionó cortes en los brazos, lo cual fue indicador de que se cubrió de los ataques. También presentaba profundas heridas en el tórax que finalmente resultaron fatales.
Aseguran los investigadores que todo el interior de la casa quedó regado de sangre.
Su pareja, Miguel Andrés Zárate, quien trabaja como peón rural llegó a las 18.30 y alcanzó a cruzarse con el presunto homicida que al verlo corrió hacia los montes, y hasta el momento no pudo ser localizado.
Zárate conocía bien a Villalba, porque era su amigo. Le había dado cobijo bajo el techo de su hogar después que llegó de Curuzú Cuatiá para conseguir trabajo.
Otro detalle aportado por el Ministerio Fiscal indica que Villalba habría intentado quitarse la vida después de cometer el baño de sangre.
Como evidencia, se respaldan en el hallazgo de una silla, un pedazo de cable y un buzo debajo de un árbol, a pocos metros de la casa.
Además, en la escena de los crímenes secuestraron un machete, un cuchillo, tres teléfonos celulares y un par de zapatillas con manchas de sangre, entre otros elementos.