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“Trabajo ¿derecho, obligación o deber? Por Eduardo “Mincho” Chervo.

Parece ser que el “ganaras el pan con el sudor de tu frente” (Genesis 3:19) es una imposición más actual a pesar de su antigua escritura.

Eso de trabajar para sobrevivir, en la antigüedad los nobles lo solucionaron con esclavos. Trabajar no era algo digno.

Como el mercado no existía, nadie te veía como una máquina/objeto que vendes tu vida a cambio de un sueldo. Un artesano simplemente producía para poder vivir, no para acumular.

La edad moderna plantó al trabajo como un “deber obligatorio”, que dignifica al ser humano y lo ayuda a ser, aparentemente, mejor persona.


Todos saben, sobre todo las mujeres, que trabajar no es garantía de vivir bien.

Keynes, economista inglés, daba como un hecho que en el futuro, o sea nuestro presente, se trabajaría solo quince horas semanales y las otras horas lo haría la tecnología.

Evidentemente esta teoría fracasó. Por un lado, el nivel del salario no alcanza para satisfacer las necesidades, por ende, es necesario trabajar más, inclusive de las horas impuestas por ley.

Con el castigo que después de molerte todo el día, no quedan fuerzas, así el desaliento se te hace rutina y no hay otra más que soñar con la lotería.


¿Por qué si el trabajo es un derecho, hay trabajos esenciales que cobran menos que otros trabajos improductivos?

Hablo de trabajo improductivo por todo el merchandising que gira alrededor del mercado, con gran parte del mercado inclusive.

Por trabajo esencial me refiero a la maestranza, salud, docencia, cultivos, producción de alimentos, entre otros.

Estos últimos producen la comida, la salud y la enseñanza, en pocas palabras: el futuro; y el mercado le pone el precio ¿Con qué razón, con la del derecho a trabajar?

No creo que el trabajo dignifique o que sea una obligación, si pienso, que no hay nada mejor que hacer algo productivo.

Eduardo Chervo – 2022

 

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