La posverdad es la información y hasta la afirmación donde los datos objetivos tienen menos importancia para el público que las opiniones y emociones.
En pocas palabras es una distorsión deliberada de una realidad; lo que se da por real, no es verdad. Esta puede estar manipula por creencias, emociones y obviamente intereses económicos con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.
Esta posverdad viene unida a algo que se denomina la cultura de la cancelación, de esta forma expulsan o normalizan el diálogo público a quienes representan determinadas ideas. Nos muestran lo que ellos quieren que nosotros digamos, hagamos o pensemos.
Dentro de esta posverdad la verdad no interesa.
La libertad de expresión no siempre tiene buenos argumentos, en cambio la libertad de pensamiento (que es individual y propia) requiere de una búsqueda de la verdad y no de opinión.
Pero ¿cómo hablar si todos repiten el mismo idioma? ¿cómo hacerlo sin atacar al otro?
Estamos en un mundo lleno de creencias, culturas y realidades distintas, sin entender en realidad lo que eso significa, entonces para el bien o tranquilidad de algunos, anulamos a los otros.
Por eso siempre es buen momento para detenernos a pensar, a observar más que ver, de analizar y escuchar distintas campanas y luego de todo eso, interpelar a la posverdad.
Eduardo Chervo – 2022