Hace poco vi un video donde un economista planteaba que, si el día en que te morís te sobra dinero, hiciste mal las cosas.
Esta simple cuestión, digámosla ideológica, tiene un objetivo de vivir y disfrutar todo lo que se puede. Es una lógica simple y apreciable, lo malo es que nadie sabe el día de su muerte, y eso nos atemoriza de que nos pase algo y no tengamos la garantía (no es siempre absoluta) del dinero para poder estar tranquilos.
El capitalismo comercial libre y global nos quiere hacer creer que el progreso (igual a dinero en cantidad) y la buena vida están a la vuelta de la esquina, que es para cualquiera y es sólo cuestión de esfuerzo.
Pero sabemos, que la realidad es otra. La esquina siempre tiene las mismas prioridades, la de unos pocos.
No quiero decir que se pueda vivir sin dinero (eso es imposible), me refiero ha obsesionarse atrás de la acumulación de dinero, creyendo que solo ahí se podrá ser feliz.
Entonces ¿cómo se vive? Sabiendo y comprendiendo que los millones son irreales, y lo real es lo que está ahí, en esa bendita esquina, lo que se ve y se escucha todos los días.
Son los amigos, la familia, los encuentros, la tranquilidad con uno mismo y la buena cordialidad. Es lo que aprendemos y mejor aun lo que enseñamos y dejamos.
“Rompamos ese porvenir imaginado donde el sacrificio de hoy es el dinero de mañana y miremos a los costados, a los que caminan con nosotros”.
Eduardo Chervo – 2022